
Aquí estoy de nuevo mi querido desvelo para otro pequeño episodio de este bellisimo ritual de retroalimentación que solemos compartir en este espacio. Confieso que la mayor parte del tiempo trato de encontrarle un verdadero sentido al hecho de escribirle a la nada, como si estuviese tristemente limitada a hacer sólo cosas trascendentales en cada momento, imposibilitada de divagar dentro de mi propio cuerpo, dentro de mis mejores palabras. Es ese estúpido sentimiento mercantilista que a veces se me cuela invadiendome el alma, que me hace sentir como si en vez de persona sea una fábrica (si, asi de fría, sucia, tóxica, esclavizante y nauseabunda) no necesariamente pensada para crear, si no para escupir una tras otra cualquier tipo de cosa que sea útil para algo. Pero no, esta vez no lo permitire... a fin de cuentas este es mi desvelo, es mia la tormenta que se desatara, son todas mias las gotas que caeran y sere solo yo quien escuche al cielo tronar. De todas formas son bienvenidos quienes quieran empaparse conmigo, pero dense por advertidos, aqui no hay paraguas que sirva ni tampoco existen pilotos para vestir al alma... no al menos en mi tormenta. Sin mas los saludo, bienvenidos nuevamente.
Violeta
No hay comentarios:
Publicar un comentario