jueves, 13 de enero de 2011

Loca, si, pero t u y a

Las tardecitas de Buenos Aires tienen ese qué sé yo, ¿viste? Salís de tu casa, por Arenales. Lo de siempre: en la calle y en vos. . . Cuando, de repente, de atrás de un árbol, m e a p a r e z c o y o. Mezcla rara de penúltimo linyera y de primer polizonte en el viaje a Venus: medio melón en la cabeza, las rayas de la camisa pintadas en la piel, dos medias suelas clavadas en los pies, y una banderita de taxi libre levantada en cada mano. ¡Te reís!... P e r o s ó l o v o s me ves: porque los maniquíes me guiñan; los semáforos me dan tres luces celestes, y las naranjas del frutero de la esquina me tiran azahares. ¡V e n í!, que así, medio bailando y medio volando, me saco el melón para saludarte, te regalo una banderita, y t e d i g o...

Balada para un loco, Astor Piazzolla.

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