Aqui podrán observar como la nada misma permanece en
perfecta quietud, no tiene emociones, ideas, pensamientos, sensaciones,
historias, pasiones ni sueños, no tiene forma y tampoco se mueve, pero
paradójicamente es tan complicado pensar en ella que practicamente no existe en
nuestro universo imaginativo. Por eso nos empeñamos en cada momento de llevarla
al mundo de lo tangible, de lo que convive con nosotros. A la nada podemos
mirarla espectantes, escucharla como música de fondo, comprarla, deglutirla,
usarla y despues tirarla, regalarle flores e incluso cojerla.
Hasta que llega el punto en que nos rodeamos tanto de la nada que termina por inundarnos de su cualidad y es ahi cuando nos desgarramos el alma tratando de no ahogarnos, para no morir por nada, porque sabemos que hubo una vez en que algo hubo y vamos tras su busqueda. Y asi es como el hombre aprende a resurgir, dejando atras la nada, deseando todo, muriendo por algo.
Hasta que llega el punto en que nos rodeamos tanto de la nada que termina por inundarnos de su cualidad y es ahi cuando nos desgarramos el alma tratando de no ahogarnos, para no morir por nada, porque sabemos que hubo una vez en que algo hubo y vamos tras su busqueda. Y asi es como el hombre aprende a resurgir, dejando atras la nada, deseando todo, muriendo por algo.
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