Doce
y un minuto de la mañana, acaba de comenzar su segunda vida, la otra cara que
guarda siempre en secreto. En casa todos duermen y ella, sigilosa, de actitud
casi felina logra escabullirse en las sombras de la noche sin provocar sonido
alguno.
Que la lleva a escapar?, Tal vez sea que este cansada de ver su vida escurrirse
en la rutina sin sentido, quizás porque sabe que siempre volvera, porque
necesita del calor del hogar para poder seguir.
Silenciosa enciende su fulgor, y ahora él baila sensualmente entre sus dedos,
perdiendose su luz con la de las estrellas del cielo, iluminandolo todo a la
vez. Ellos, empapados de extasis, seran los unicos testigos de ese pecado, de
ese amor, de ese silencio.
Es ese hermoso momento donde ella deja al frío y al fracaso a un costado,
cuando encuentra las llaves, corre las trabas y abre sus puertas internas, para
ser definitivamente libre, al menos un rato.
Ya se ha consumido su instante, especial por no ser de nadie más,
vuelve a casa con el alma y la piel templada, en paz, sabiendo que el sol
saldra mañana para que todo lo vivido sea negado, hasta el improbable
reencuentro de sus fogosas bocas, alguna de estas noches de invierno...
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